Quitarse la venda de los ojos

Por Fernando Valdés 🇪🇸

No es raro que, alguna vez, entre los miembros de la Unión de Correctores (UniCo), alguien lance la pregunta «Me ofrecen hacer esta corrección, ¿cuánto debería pedir por ella?» y otra persona tiene que responder: «No podemos hablarte de tarifas por este correo», ni en la web, ni… en ningún sitio más o menos público.

Como se expone en el artículo publicado en Vasos Comunicantes, la revista de ACE Traductores, hace tiempo, en abril de 2014, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) de España (un organismo independiente encargado de «preservar, garantizar y promover el correcto funcionamiento, la transparencia y la existencia de una sana y efectiva competencia, así como de regular cualquier sector y mercado en beneficio de los consumidores») abrió un expediente sancionador a la Unión de Correctores. Dicho expediente supuso para nuestra asociación una multa de 2500 euros por infringir la ley de competencia tras publicar una «recomendación colectiva de tarifas mínimas» en nuestra web.

Con dicho expediente se confirmaba que el mercado, como siempre, se regulariza solo y no hay que ponerle ningún freno, como expresara aquel exministro de Economía en su comparecencia ante la comisión de investigación: «¡Eso es el mercado, amigo!». Y no hemos sido los únicos ni los últimos de entre las asociaciones de correctores, traductores y editores independientes que nos hemos visto sancionados y obligados a no hacer ningún tipo de recomendaciones ni en público ni tan siquiera en una lista interna de correo.

Otro día hablamos de qué tiene de beneficioso para el consumidor que nos paguen una miseria a quienes producimos cultura, porque, si me pagas una tarifa mísera, es probable que no pueda ofrecerte un trabajo decente, y en este caso el lector acabe recibiendo una mercancía defectuosa. ¿O es que para la CNMC el consumidor es quien nos paga esa tarifa miserable, el editor, y no quien abona el precio del producto, el lector?

Una posible solución

Hace nueve meses las compañeras de ACE Traductores Chiara Giordano (que ha estado pendiente siempre de organizarlo todo y resolver cualquier tipo de problema al que nos enfrentásemos) y Julia Osuna (verdadera madre nutricia del proyecto, que lo ha ideado, diseñado y mimado con cariño y paciencia) nos propusieron participar en un proyecto formando parte de él por la vertiente de corrección y edición. Se trataba de LA TARIFADORA.

El objetivo de La Tarifadora es concienciar a los trabajadores autónomos que se ocupan de realizar las tres labores que contempla (traducción, edición y corrección), como si de los tres monos sabios se trataran: no querer o no poder (más bien) hablar de las tarifas, no querer ni contemplarlas o no oír hablar de ellas es algo que tenemos que desterrar de la ecuación en la medida de nuestras posibilidades. También sirve, por supuesto, para compartirla con quien nos pretende abonar una determinada tarifa, para que pueda reconocerse en el reflejo de una más que posible explotación laboral.

La herramienta solo necesita saber cuál es tu tarifa por cada 2100 matrices y cuánto logras producir después de una jornada laboral. No entra en matices de tipos de corrección, edición o traducción, descansos, gastos fijos, etc. (Esos asuntos ya fueron atendidos en la encuesta previa que realizamos para otro proyecto y se han incluido en La Tarifadora haciendo una media de ellos. Desde luego, es un tema más que puede incluirse en la encuesta para afinar mejor los resultados.)

Con esos datos no entra en valorar si una tarifa es buena o mala, o más o menos recomendable que otra, sino que simplemente establece un salario bruto mensual y lo compara con el que percibe por término medio un técnico editorial y el salario mínimo interprofesional en España. La reflexión sobre la idoneidad o no de una determinada tarifa queda siempre en el ámbito de nuestra reflexión personal. Quitémonos la venda de los ojos.

¿Cómo lo hicimos?

Lo primero fue realizar una encuesta que contestaron los miembros de nuestras asociaciones y que animamos a compartir con otros profesionales independientes del sector que no estuvieran dentro de estas.

Las preguntas incluidas en dicha encuesta abordaban el tipo de trabajo profesional que se realiza, las matrices que corrigen, editan o traducen cada día en una jornada de ocho horas, los días al mes que se dedican a asuntos burocráticos y de gestión y los gastos anuales que se tienen.

Con los resultados obtenidos, se gestó la web, donde cada persona elije entre las tres labores independientes y contesta a las siguientes preguntas:

«¿Cuántos caracteres traduces/corriges/editas al día de media?» y «¿qué tarifa tienes por X caracteres?».

Y la respuesta te sorprenderá: seguramente tu salario sea un tanto por ciento menos que el de un técnico editorial en España según convenio.

Os animamos a hacer vuestra propia Tarifadora

Esperamos que este ejemplo sea útil para los profesionales independientes de la edición de otros países. Que nos permita quitarnos la venda de los ojos y ver si nos están pagando adecuadamente el trabajo que hacemos y que es imprescindible para el correcto funcionamiento del sector del libro y de la cultura en general.

Publicado por RedACTE

La Red de Asociaciones de Correctores de Textos en Español (RedACTE) agrupa a las asociaciones de profesionales de Argentina, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Perú y Uruguay, así como representantes de Bolivia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá y Venezuela. Sus objetivos son favorecer el intercambio académico y profesional, defender los intereses laborales de sus miembros, coordinar acciones culturales y formativas, compartir recursos y, en definitiva, enriquecer y fortalecer una profesión que tiene como denominador común la lengua española y las variantes de esta como su principal riqueza.

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