Tutivillus: el demonio de las erratas

Por Fernando Valdés (UniCo)


Para celebrar el Día Internacional de la Corrección 2025 en UniCo decidimos contar con una ponencia de Julio G. Montañés, un historiador especializado en iconografía y folklore medieval que ha estudiado durante años una figura con la que las personas que se dedicamos a la corrección de textos estamos familiarizadas: Tutivillus, el demonio de las erratas, una entidad que con su maléfico influjo provocaba erratas en los amanuenses y posteriormente en los impresores desde el Renacimiento hasta ahora. ¿Qué hay de verdad en todo esto? ¿Este mito se remonta a la Baja Edad Media? Eso es lo que Julio ha tratado de desentrañar durante años de estudio e investigación y lo que nos cuenta a lo largo de una hora y pico de ponencia, que compartimos con vosotros.

Por resumiros un poco todo este asunto, esa figurilla demoníaca que desde el medievo viene apareciendo tallada en madera en las sillas de los coros de los monasterios o en piedra en sus fachadas, pintado en frescos y óleos, adornando letras capitulares de libros, ha ido adoptando con el tiempo distintas funciones, casi tantas como variaciones de su nombre: Tutivillus, Titivillus, Tinivillus, etc.

Al principio se le representaba con un saco a la espalda, luego con un cestillo de mimbre o un simple atado de libros al hombro donde atesora los pecados de los mortales, y también con herramientas de escriba espiando a los humanos y tomando nota de sus pecados o de sus inapropiados chismorreos en lugares de culto. En ocasiones, y de ahí surge el problema, se le ha confundido con representaciones medievales de demonios jerárquicamente superiores que se dedicaron a impedir que san Juan, por ejemplo, escribiera el libro del Apocalipsis vaciándole el tintero o robándole el cálamo. Pero ese demonio no estaba provocando erratas en los escritos y además no era Tutivillus.

No fue sino hasta el siglo XIX que empiezan a surgir lo que se conoce como demonios de la imprenta en el ámbito anglosajón, los printer devils. Anatole France recogerá esta idea del demonio que provocaba erratas (y que tanto trabajo amablemente nos ha ido proporcionando a los que nos dedicamos a la corrección) de diccionarios y obras de consulta publicadas a partir de 1865 en Francia.

En otras palabras: no, en el medievo no existía esa idea de un demonio que provocara erratas. Es una convención que se inicia a finales del siglo XIX y se difunde a principios del XX. ¿Eso le quita a nuestro querido Tutivillus su sobrenombre de demonio de las erratas? En absoluto. Solo hay que conocer su historia un poquito mejor y reconocer cuándo se forja esta leyenda de las artes gráficas.

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Publicado por RedACTE

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