No aclares que (me) oscureces

Siendo tan necesario e importante, ¿alguien se puede oponer al lenguaje claro? Lamentablemente, sí. Existe una natural resistencia al cambio, a modificar lo que se ha aprendido a hacer de determinada manera. Algunos no saben cómo adoptar ese estilo de redacción, pero aceptarían la intervención de correctores de estilo para lograr, con ellos, que sus mensajes sean fácilmente comprendidos por un público no especializado.