La clave en todo esto fue comprender y encontrar el intermedio antes que volcar mis formas en las situaciones. Pienso que, cuando encontramos ese apetito resuelto, podemos ser agentes de soluciones y armonía sin tanto esfuerzo. Nuestro oficio demanda un voto sagrado de confianza, respeto y hasta de intimidad con el autor, con su creación.
