¿El Chat GPT dejará a los correctores sin trabajo?

Tania Fernández, Panamá

Un día del año 1997, en plena sala de redacción del periódico donde trabajaba, un periodista me dijo en voz alta, casi con alegría: «Los correctores van a desaparecer con esto. Ve buscando qué vas a hacer para vivir». El compañero se refería a la nueva función que estaba estrenando el procesador de palabras de ese momento (no recuerdo si era Word o Quark), que subrayaba las palabras “mal escritas” y que, por lo tanto, ya no se necesitaría más el trabajo de un corrector en el periódico…

Lo cierto es que más de 25 años después ese periódico (como muchos otros en el mundo) ya no tiene correctores –¡y cuánto se nota!–, pero no precisamente porque fuimos reemplazados por un programa que hace nuestro trabajo, sino porque ya no nos pueden pagar, porque el negocio se puso malo… Pero ese es otro tema. El programa o herramienta que subrayaba los errores sí ayudaba –y ayuda– mucho a mejorar los textos, pero no reemplazó a los correctores. Tampoco lo harán el Chat GPT y sus derivados. 

La inteligencia artificial no ha llegado para reemplazarnos. Está aquí desde hace años, en nuestra cotidianidad, y la usamos para mejorar –aunque a veces la empeora– nuestra calidad de vida, el trabajo, los estudios, la salud. Por eso, no hay que tenerle miedo, sino aprender a usarla, implicarla en lo que hacemos. Solo de esa forma nunca nos reemplazará.

Cuando llamamos, por ejemplo, a un banco o le escribimos un chat a atención al cliente de una tienda y nos responde un robot, estamos usando la inteligencia artificial. Cuando ponemos música y el programa “nos sugiere” canciones según nuestros gustos, estamos usando la inteligencia artificial. Cuando Netflix nos pregunta después de horas de maratones, pegados a las series, “¿Sigues ahí?”, también estamos usando inteligencia artificial.

Mientras escribo estas líneas, le he preguntado a OpenAI en el Chat GPT si la inteligencia artificial puede reemplazar el trabajo de los correctores, y, palabras más palabras menos, ha dicho que no, principalmente porque el contexto, la intención y el estilo de un texto solo pueden ser percibidos por un ser humano que sea corrector. 

Por cierto: todavía, 26 años después, no son pocas las consultas sobre por qué el corrector le ha subrayado tal palabra, si la buscó en el diccionario y no está mal escrita…

Como dijo Saramago, el gran genio y visionario: «Solo el corrector aprendió que su trabajo de corregir es el único que nunca se acabará en el mundo».

Publicado por RedACTE

La Red de Asociaciones de Correctores de Textos en Español (RedACTE) agrupa a las asociaciones de profesionales de Argentina, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Perú y Uruguay, así como representantes de Bolivia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá y Venezuela. Sus objetivos son favorecer el intercambio académico y profesional, defender los intereses laborales de sus miembros, coordinar acciones culturales y formativas, compartir recursos y, en definitiva, enriquecer y fortalecer una profesión que tiene como denominador común la lengua española y las variantes de esta como su principal riqueza.

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