El lado humano de la corrección

Por Sofía Rodríguez (Ascot Perú)

Infinidad de veces, al leer lo que solíamos llamar tarjeta de presentación, muchas personas me preguntaban cuál era mi trabajo, incluso querían saber qué vendía. Por suerte, esos cartoncitos dejaron de usarse; digo suerte porque eran tan pequeños que no cabía mucha información. En mis inicios, varias librerías de mi ciudad me permitieron dejar mis tarjetas en algún lugar visible del local; por ese medio, conocí a varios de mis buenos clientes e incluso cultivé amistades que hoy perduran. Pero eran otros tiempos, ya no hay que ir repartiendo tarjetas o folletería. Hoy la corrección se ha posicionado y el desarrollo tecnológico ha sido y es un aliado.

Más visibles que hace 13 años

Desde el Primer Congreso Internacional de Correctores de Textos en Español, en 2011, se viene reafirmando que la corrección es un oficio que ejercen los seres de carne y hueso, no las máquinas. Con los años, la corrección ha seguido fortaleciéndose, así como su relación con la tecnología, pero sin dejar de enfocarse en el lector. En los últimos 13 años, se viene escribiendo lo que yo llamo la historia reciente de la corrección.

Nuestra profesión es cada vez más visible gracias a los nuevos medios de información. Prácticamente hoy se difunde en qué consiste en todas las plataformas; y cada vez más correctoras y correctores promocionan su trabajo, o construyen su imagen personal por las llamadas redes sociales; otros difunden conocimientos o usan esas vitrinas para buscar trabajo. Están también las asociaciones de correctores que integran la RedACTE, unidas para promover la corrección como una etapa imprescindible en los procesos de producción editoriales y no editoriales. Y, entre sus muchas actividades, capacitan por medios virtuales y crean espacios para el crecimiento profesional de sus asociados.

En este tiempo transcurrido, la corrección ha crecido junto con la tecnología; por ello han cambiado los modos de corregir. Todo esto ha motivado que se abra a otros campos distintos al mundo del libro, y quienes ejercemos la corrección como oficio nos venimos adecuando a los nuevos escenarios. ¿Eso nos estará haciendo olvidar el lado humano de la corrección?

Ante todo un servicio

La corrección es un trabajo orientado a satisfacer una necesidad. Y aunque la terminología para denominarla se haya ampliado —se habla de asesoría lingüística, de control de calidad— la corrección se mantiene como una labor especializada cuyo fin es que un texto llegue a su destinatario bien escrito; los formatos han cambiado, indudablemente, porque el mundo no es el mismo que hace unos pocos años.

Como se dijo, la corrección la asumen seres humanos, todavía, porque hasta donde se sabe las IA generativas producen textos realistas, “detectan” errores, aunque no tienen capacidad de discernir o de tomar decisiones. Más bien, como afirma Valeria Colella: “[…] nuestra intervención puede aportar la intuición humana para asegurar que los textos generados [por la IA] sean coherentes y parezcan auténticos”.[1]

Si es verdad que ninguna IA puede corregir como los seres humanos, por qué la corrección deviene en una labor mecánica (asumo un trabajo-reviso el texto-presto el servicio-cobro); por qué trabajamos —me incluyo— de manera robotizada, impersonal. No es que falte compromiso, sino que el trajín del día a día nos hace obviar el lado humano de esta profesión.

Si por la vida agitada olvidamos que la corrección es ante todo un servicio, tomemos aire y pensemos: ¿Si yo fuera un cliente, volvería a contratar a quien me prestó un buen servicio, pero no fue amable? ¿Pasaría por alto que no respondiera mis mensajes? ¿Aceptaría que nunca tuviera tiempo para atenderme?

Con los años, he aprendido que siempre hay que crear un espacio y un tiempo para conversar con quien nos contrata, porque es una persona, aunque represente a una institución. Si interactuar cara a cara es cada vez más difícil, al menos dediquemos tiempo para una videollamada. Preguntemos qué espera de nosotros y prestemos atención a sus dudas y consultas. Nada como la interacción humana, así sea a la distancia.


[1] Colella, V. (2023). Inteligencia artificial y corrección profesional de textos: una alianza ¿inesperada? Repleca. La Revista de Profesionales de la Lengua Correcta de Argentina, 1(1), 49-58. https://repleca.pleca.org.ar/

Publicado por RedACTE

La Red de Asociaciones de Correctores de Textos en Español (RedACTE) agrupa a las asociaciones de profesionales de Argentina, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Perú y Uruguay, así como representantes de Bolivia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Panamá y Venezuela. Sus objetivos son favorecer el intercambio académico y profesional, defender los intereses laborales de sus miembros, coordinar acciones culturales y formativas, compartir recursos y, en definitiva, enriquecer y fortalecer una profesión que tiene como denominador común la lengua española y las variantes de esta como su principal riqueza.

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